miércoles, 28 de noviembre de 2012

¿Cómo se vive la muerte en una UCI?

Hoy me gustaría hacer reflexión sobre un tema tabú, para la mayoría de las personas, pero muy presente en el día a día de una enfermera: LA MUERTE.


La muerte, esté fenómeno que todos tememos y del que no queremos hablar normalmente porque nos entra un escalofrío por el cuerpo.

Pues bien, por desgracia, es bastante común que muchos de los pacientes que cuidamos, sobre los que depositamos nuestro esfuerzo y cariño para que se sientan cómodos, no tengan dolor, etc… muchos, finalmente, fallecen.

Esto es, lo que muy a menudo, ocurre en las Unidades de Cuidados Intensivos: Todos los pacientes que se encuentran allí están en una situación crítica que les hace situarse en muchos momentos a un único paso entre la vida y la muerte.

El personal que trabaja allí día tras día vive estas situaciones e inconscientemente las van acumulando, creándoles estrés y nervios, que en ocasiones, se llegan a pagar con el resto de compañeros, porque es inevitable y totalmente compresible como humanos que somos.

En estas unidades la muerte es algo “más fría” de lo habitual: al estar todos los box al descubierto, cuando un paciente fallece, no dispones de habitaciones donde poder dejar a la familia tranquilamente para que se despida de su ser querido. Lo único que podemos hacer es colocar biombos e intentar reducir, en la medida de lo posible, los ruidos, creando un ambiente de tranquilidad.

El pase de la familia tras recibir la trágica noticia es,  en mi opinión, lo que más nos afecta como profesionales: el escuchar a la familia rota de dolor, gritando, diciendo que porque a él…. Eso es lo más duro y difícil de aguantar. Se te pone ese nudo en la garganta y quieres llorar y desahogarte pero sabes que no puedes, que tienes que intentar apoyar a esa familia en este trágico bache de sus vidas.

Con el paso del tiempo y las diferentes experiencias, vas poco a poco “acostumbrándote”, por así decirlo, a la muerte como algo natural, que no podemos evitar.

Esta profesión tiene muchas cosas bonitas pero también muy duras, ya que vas perdiendo a muchas personas  por el camino.

Es bueno desahogarse con los compañeros, familias, parejas… sobre lo qué vivimos día a día junto a nuestros pacientes, cómo lo vivimos y cómo, inevitablemente, nos afecta.

Intentamos dejar a un lado todo lo ocurrido cuando salimos cada día por la puerta del hospital y, aunque la mayoría de las veces lo conseguimos, siempre hay unos casos que nos afectan más que otros y con los que podemos evitar sentirnos tristes, apenados.

Somos humanos y eso siempre lo tenemos que recordar. La muerte es dura pero la vida debe de continuar y nosotros en ella, participando en los cuidados de otras muchas personas que lo necesitan.

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